Los Medicamentos salud y sociedad. Algunas reflexiones sobre su uso

Los medicamentos son herramientas útiles en la terapéutica de muchas enfermedades, tanto para aliviar síntomas, para prevenir complicaciones, modificar el curso evolutivo e incluso (aunque en mucho menor proporción) prevenir que aquellas aparezcan. Sin embargo, el impacto que los medicamentos tienen en la sociedad, va más allá de sus potenciales o reales beneficios, ya que también su uso indiscriminado e irracional ha llevado a graves perjuicios para la salud de la población y además han modificado significativamente los costos en salud. Por tanto cuando pensamos en el impacto que los medicamentos tienen en una sociedad, debemos considerar todos estos aspectos: los riesgos, los costos y los beneficios que derivan de su uso. Los analgésicos antiinflamatorios pueden provocar hemorragias digestivas, lesionar el riñón o provocar aumentos de la presión arterial o desencadenar eventos cardiovasculares. Estos efectos se pueden dar en pacientes especialmente susceptibles, portadores de patologías que los hacen más vulnerables o como consecuencia de su abuso en forma crónica. Las benzodiacepinas (utilizadas para tratamiento del insomnio, síntomas de ansiedad o relajación muscular) pueden generar trastornos cognitivos, alteraciones de la memoria, cambios en el humor, y farmacodependencia entre otros efectos. El uso de antidepresivos aumenta el riesgo de hemorragias digestivas, trastornos en la esfera sexual, o alteraciones digestivas. Los antibióticos usados en forma indiscriminada generan resistencia lo que los inhabilitaría para futuras aplicaciones.

Los antiespasmódicos tan usados popularmente son riesgosos en sujetos de edad avanzada por sus efectos sobre la memoria, tracto urinario u ocular. Dado el carácter dual de los medicamentos, es decir la posibilidad de generar riesgo y beneficios, es que se hace necesario reflexionar un momento sobre cómo estamos usando los medicamentos en nuestra sociedad. Lo que está ocurriendo en nuestro país, con el uso de los medicamentos, no es exclusivo de nuestra idiosincrasia, sino que forma parte de un proceso lento y progresivo que se ha dado en llamar medicalización de la sociedad, de la cual el excesivo uso de medicamentos es un aspecto también llamado medicamentalización de la sociedad. Este término se aplica al uso de medicamentos más allá de beneficios claramente demostrado, para síntomas inespecíficos, dolencias banales (las mas de las veces fisiológicas) ó autolimitadas. Incluso ha llevado a sobremedicar pacientes, lo que explica en buena medida la polimedicación a la que asistimos últimamente. Uno de los aspectos de este proceso es la naturalización del uso de medicamentos, es decir tomamos como algo normal (natural) usar medicamentos para casi cualquier problema vinculado (aunque sea marginalmente) a la salud. De esta manera se va desvirtuando el proceso terapéutico.

Esto lleva a ver normal la dispensación de medicamentos en lugares no habilitados a tales efectos, a repetir medicamentos prescriptos en forma casi "indefinida" (muchas veces sin mediar una evaluación adecuada por parte del médico prescriptor), a automedicarse para diferentes situaciones clínicas (incluyendo cambios de dosis, suspensión de tratamientos, o asumir que un medicamento que ha sido beneficioso para una persona seguramente lo hará con nosotros, etc). La publicidad en los medios no nos ayuda en este sentido ya que promueve (aunque en forma velada) el uso de medicamentos en forma inadecuada. Es habitual escuchar ante la llegada de un nuevo medicamento el interés por su rápida incorporación a la práctica clínica, desconociendo que cuando un medicamento es aprobado para su uso conocemos aspectos básicos de sus efectos y mucho nos queda por aprender, lo que ha llevado a que moléculas que prometieron grandes beneficios sean discontinuadas a poco de salir al mercado.

Muy por el contrario, cuando un nuevo medicamento es aprobado para su uso por la población se cumplieron los mínimos estudios que permiten su aplicación pero es del monitoreo de sus efectos que conoceremos su real ubicación en la terapéutica. A esta etapa post comercialización se le conoce con el nombre de farmacovigilancia, y es de extrema importancia llevarla adelante en cada país. En Uruguay contamos con un Sistema Nacional de Farmacovigilancia a estos efectos y del que todos debemos colaborar, ya que es la manera de ir conociendo el impacto que los medicamentos tienen en una sociedad. De esta manera podremos evaluar sus riesgos y beneficios y usarlos de una forma más responsable. Los medicamentos deberían ser un bien social y no una mercadería más regida por la oferta y demanda, librada a intereses comerciales. Estos temas preocupan en todo el mundo y cada país deberá encontrar el camino para que esto suceda finalmente. Mientras tanto todos somos responsables de hacer un mejor uso de estas herramientas terapéuticas para que la balanza riesgo costo beneficios se incline a favor del paciente y la sociedad, es un largo trecho, pero vale la pena transitarlo para no quedarnos sin estos valiosos recursos terapéuticos.

Dr. Gustavo Tamosiunas. Médico especialista en Cardiología y Farmacología Clínica.

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